Muchas veces lloramos, temblamos o nos sentimos heridos después de una discusión verbal llena de insultos. Muchas veces no entendemos esta reacción involuntaria de nuestro cuerpo ante unas pocas palabras. ¿Cómo es que las palabras pueden tener tanto poder sobre nosotros? Esta pregunta fue respondida en un estudio publicado recientemente en la revista Frontiers in Communication, que tuvo como objetivo encontrar la relación entre las emociones y el lenguaje.
El estudio encontró que los insultos verbales son como “mini bofetadas”. El estudio se realizó utilizando electroencefalografía (EEG) y registros de conductancia de la piel (SC) para comparar los efectos a corto plazo del abuso verbal. EEG es una forma de registrar la actividad en el cerebro, mientras que SC o Electrodermal Response calcula la excitación del sistema nervioso en respuesta a un estímulo. Durante el transcurso del estudio, se descubrió que era menos probable que se usaran insultos verbales como la etiqueta “idiota” debido a la fuerte amplitud de P2 (un componente de forma de onda de potencial relacionado con eventos (ERP) medido en el cuero cabelludo humano).
Los resultados también sugirieron que cuando se lanzó repetidamente el mismo insulto a un individuo a través de diferentes medios, como un conocido, un extraño o una voz electrónica, todos provocaron las mismas respuestas intensas.
Si eres alguien que fácilmente dice palabras duras por otro ser, es hora de que reevalúes. Después de una conversación con el Dr. Kamna Chhiber, psicóloga de Fortis Healthcare, encontramos algunas formas en las que puedes controlarte antes de decir algo hiriente.
Cómo controlar el abuso verbal
1. Sé consciente
Identifica lo que no te gusta de la situación y habla sobre ello en lugar de menospreciar a la persona. A veces basta con tomar un respiro y cerrar los ojos para controlar las palabras y la ira.
2. Tasa
Determina si esto proviene de un impulso de tu parte. Haga un esfuerzo por escuchar mejor lo que una persona está tratando de decir, recordándose no sacar conclusiones precipitadas. Trate de resolver problemas teniendo conversaciones maduras.
3. Haz un esfuerzo
Si esto se ha convertido en un hábito a lo largo de los años, haga un esfuerzo proactivo para establecer en su interior que se abstendrá de ofender a nadie. Trabaje para lograr esto identificando las diferentes formas en que lanza insultos a quienes lo rodean y trabajando sistemáticamente para eliminarlos.
En general, es mejor vivir en armonía como comunidad y no lastimarnos unos a otros solo porque tenemos el poder para hacerlo.